(José María Iribarren)
METERLE A UNO LAS CABRAS EN EL CORRAL
Según el Diccionario, meterle a uno las cabras en el corral significa «atemorizarle, infundirle temor».
Correas, en su Vocabulario de refranes, cita la frase Meter las cabras en el su corral, y añade que significa «poner a uno miedo y apretarle en pendencia o con amenazas de daño en la persona o hacienda, a imitación del pastor que mete las cabras y ganado en el corral cuando tiene miedo del lobo, y cuando las guardas (los guardas del campo) las llevan presas al corral del concejo».
Correas alude con esto último al prendimiento de las reses cuando han cometido daños en fincas de propiedad particular.
En las primeras ediciones del Diccionario de la Academia, meter las cabras a alguno en el corral es frase metafórica y familiar que equivale a «convencerle, amenazarle o causarle miedo».
ESTE NO ES MI JUAN; QUE ME LO HAN CAMBIADO
Esta frase popular, con la que expresamos la sorpresa que nos produce el súbito cambio de carácter en una persona, o su total transformación de hábitos y costumbres, debe tener su origen en algún cuento popular, y quizá en alguna historieta picante.
Montoto, en su libro Personaje, personas y personillas (tomo II, pág 67), transcribe esta coplilla popular andaluza:
Este no es mi Juan;
que me lo han cambiado:
aquel tenía pelo
y este está pelado.
Y AQUÍ PAZ, Y DESPUÉS, GLORIA
Expresión de que nos valemos para dar fin y término a una querella o disputa que se iba haciendo pesada.
Según Bastús (La Sabiduría de las Naciones, 2.ª serie, pág. 164). «es un remedo del final de nuestros sermones(2); y en tanto es así, como que por lo común acompañamos también estas palabras con la acción de dar la bendición, como hace el predicador al despedirse del auditorio, deseándole aquí o en este mundo paz, después, en la otra vida. la gloria celestial».
AGUA DE CERRAJAS
Algunos corrompen la expresión diciendo agua de borrajas. Lo de agua de cerrajas alude a la poca sustancia que contiene la infusión de la hierba llamada cerrajas: <<planta herbácea de las compuestas, que se usa en medicina>>, como dice el Diccionario.
El cambio de cerrajas en borrajas es un provincialismo, como el de borrojo en cerrojo, aunque por distintas razones.
SALGA EL SOL POR ANTEQUERA
La frase completa es: Salga el sol por Antequera y póngase por donde quiera, y equivale a decir que a uno le es indiferente que resulte una cosa u otra. Demuestra la mayor despreocupación sobre el resultado de una resolución.
Otras veces es frase que acompaña a la determinación de realizar un acto, aunque suceda lo imposible, como es el aparecer el sol por el Mediodía.
Dicen que esta locución tuvo su origen durante la conquista de Granada, en el campamento de los Reyes Católicos. (Así lo explica Luis de Granada en la revista Alrededor del Mundo de 21 de diciembre de 1899). Lo curioso es que Antequera está al oeste de Granada, o sea al poniente, no al levante. La frase es, pues, irónica, y equivale a: Salga el sol por donde quiera.
ME LO HA CONTADO UN PAJARITO
Es dicho antiquísimo. En la Biblia y en el capítulo X del Eclesiastés se lee: «Ni en los secretos de tu cámara digas mal del rico, porque las aves del cielo llevarán la voz, y las que tienen alas harán saber la palabra».
En la «Historia de las dos hermanas», último cuento de Las mil y una noches, hay un pájaro verde que habla y revela al Sultán el verdadero origen de los príncipes Bahman y Perviz y de la princesa Parizada.
Una paloma blanca llegó volando desde Inglaterra a Roma en el siglo IX y se posó en el altar de San Pedro, depositando un pequeño rollo de pergamino donde se refería al martirio que acababa de sufrir San Kenelm.
PONER A UNO EN UN BRETE
Equivale a ponerle en un aprieto o dificultad. Según el Diccionario, brete es «cepo o prisión de hierro que se pone a los reos en los pies». Y «en los mataderos, sitio cercado con fuertes maderos para sacrificar las reses».
El Diccionario de Autoridades define brete como «el cepo o prisión estrecha de hierro que se pone a los reos en los pies, para que no puedan huir».
Según Covarrubias, es «vocablo antiguo español, que vale lo mismo que potro. Metafóricamente significa estrechez, aprieto, y así del que se ve en algún conflicto se dice estar metido en un brete».
QUEDARSE EN CUADRO
La expresión estar o quedarse en cuadro, equivalente a haber perdido uno su familia o quedarse solo y sin amparo, procede de la Milicia.
En el vocabulario militar, recogido por el de la Real Academia, cuadro es el conjunto de los jefes, oficiales y clases de un batallón o regimiento.
Se queda en cuadro una unidad militar cuando pierde todos sus soldados y solo quedan en ella los jefes, oficiales, sargentos y cabos.
Por extensión, se queda uno en cuadro cuando ha perdido a todos los suyos, trátese de familia, amigos, compañeros, etc.
DAR EL PEGO
Expresión que equivale a engañar, a chasquear. Se dice, por ejemplo, «Me dio el pego; me dijo que tenía dos casas y no tenía dónde caerse muerto». «Le dio el pego a la moza, porque resultó que era casado».
Tiene su origen en una trampa en el juego de naipes de muy difícil ejecución y para la que hace falta que el banquero sea un tahúr de mucha habilidad manual. Consiste en untar determinadas cartas en determinado lugar con una materia pegajosa, para que, mediante una ligera presión del dedo del banquero sobre el lugar del unto o del pego, este actúe y arrastre la carta siguiente.
El Diccionario de la Real Academia de 1970 dice que pego es «fullería que consiste en pegar disimuladamente dos naipes para que salgan como uno solo cuando le convenga al tramposo».
NO SABER NI TORTA
No saber nada. Frase similar a las de «no saber ni pío» y «no saber ni jota». José Gella Iturriaga, en su trabajo Más de 300 refranes y locuciones de España alusivos a Italia, presentado al primer Congreso de Ciencia Antropológica, Etnológica y de Folclore, de Turín (19-23 septiembre 1961), dice sobre la locución que comentamos: «Torta» creemos es reminiscencia de «hacer la palabra torcida», en versión sintética y desfigurada de la locución latina Né sa fare parola torta.
LA LEY DEL EMBUDO
Algunos añaden como complemento o explicación lo ancho para mí y lo estrecho para ti. Es la ley donde todo es favorable para el que la dicta y perjudicial para el que la ha de cumplir, aludiendo a la parte ancha del embudo que se reserva el legislador para sí, mientras dirige la parte estrecha a los que han de obedecerle.
LIMPIO DE POLVO Y PAJA
Expresión figurada y familiar que significa, según el Diccionario, «lo dado o recibido sin trabajo o gravamen; gratis». Dícese también «de la ganancia líquida».
Alude al trigo ya los arrendatarios o aparceros que entregan este al dueño de la tierra, libre de embarazos, después de haberlo trillado, aventado y limpiado. Significa la ventaja que supone para un hombre recibir el grano limpio, en disposición de ser llevado al molino.
El padre Valderrama, en sus Ejercicios Espirituales (obra de comienzos del siglo XVII), escribe: «Para venir a quedar limpios de polvo y paja y ser de los granos lucidos en la parva del Señor».
PONER PIES EN PARED
Poner unos pies en pared significa, según el Diccionario, «mantener su parecer con obstinación, o resistir a la voluntad ajena».
Rodrigo Caro, en sus Días geniales o lúdicros (obra del siglo XVII), explica este modismo en la forma siguiente:
«Poner pies en pared es un juego que consiste en clavar una soga en la pared bien alta del suelo, y asiéndola, suben poniendo los pies en la pared todo lo que puede alcanzar su fuerza, y suelen caer, con mucha risa de los circunstantes. También suben los mozos por la pared arriba sin soga, y vence aquel que más alto dio en la pared con la punta del pie. De la porfía de este juego salió nuestro usado refrán poner pies en pared, por porfiar y defender bien una cosa, tenazmente».
Y AQUÍ PAZ, Y DESPUÉS, GLORIA
Expresión de que nos valemos para dar fin y término a una querella o disputa que se iba haciendo pesada.
Según Bastús (La Sabiduría de las Naciones, 2.ª serie, pág. 164), «es un remedo del final de nuestros sermones; y en tanto es así, como que por lo común acompañamos también estas palabras con la acción de dar la bendición, como hace el predicador al despedirse del auditorio, deseándole aquí o en este mundo paz, y después, en la otra vida, la gloria celestial».
ENTRAR CON EL PIE DERECHO
Según el Diccionario, las locuciones entrar con pie derecho, entrar con buen pie o con el pie derecho significan «empezar con acierto o en condiciones favorables un negocio».
Pellicer, comentando la frase Vamos con pie derecho (con ventura), que aparece en el Quijote, dice que debió tener su origen en la superstición, dominante un día, que exigía que no se empezase camino ni se emprendiese jornada sin echar primero delante el pie derecho.
No como superstición, sino por razones misteriosas, la rúbrica de los Misales encarga que el sacerdote, al decir misa, después del Introito, cuando se dispone a subir las gradas del altar, mueva primero el pie derecho.
NI CHICHA NI LIMONADA
La expresión no ser una cosa ni chicha ni limonada significa, según el Diccionario, no valer para nada. También se usa en el sentido de «no ser una cosa ni otra».
Aunque la palabra chicha es la voz que desde antiguo emplean los niños para designar la carne comestible, chicha es, también, según la Academia, «bebida alcohólica, que resulta de la fermentación del maíz en agua azucarada».
De esta bebida, muy usual en los países de Centroamérica y Sudamérica, proviene el dicho que comentamos.
En un artículo de Agustín de Foxa (ABC del 13 de marzo de 1951), leí que en La Paz (Bolivia) hay chicherías y que en los días de Carnaval las máscaras andan locas, borrachas de chicha.
En el libro Baraja de Chile, de Oreste Plath (Santiago de Chile, 1946), se habla de la chicha, que, según algunos, era conocida antes del descubrimiento de América, y que se preparaba poniendo a fermentar en agua, cebada, maíz tostado, piña y panocha, y añadiendo especias y azúcar. Su sabor era el de una sidra de inferior calidad.
ERRE QUE ERRE
Porfiadamente, tercamente.
Montoto, en Un paquete de cartas, dice, explicando este modismo:
«La R es. sin disputa, entre todas las letras de nuestro alfabeto, la de más difícil pronunciación; la que desespera a los extraños al suelo español, los cuales, para vencer aquella dificultad, pasan las horas muertas erre que erre, porfiadamente y tercamente empeñados en pronunciar la más rebelde de las consonantes».
Esta explicación de Montoto, alusiva a los extranjeros, no me convence.
Antiguamente se decía erre a erre. «Se está erre a erre todo el día», escribe Quevedo en Cuento de Cuentos. Y Seijas Patiño, comentando el modismo, trae estas dos explicaciones.
«Erre a erre. Con tesón, tercamente. Está tomado de la enseñanza de las primeras letras, por lo difícil que se hace a muchos pronunciar la r, y alcanzarlo a fuerza de repetirla. Es muy parecido al sonido de la frase el que forma la sierra o lima al cortar y pulir alguna cosa que necesita gran trabajo por su dureza y resistencia; y tal vez como figurativa del sonido dijérase la locución».
O SE TIRA LA CUERDA PARA TODOS, O NO SE TIRA PARA NINGUNO
Proviene esta expresión de una historieta fúnebre y chusca.
Un viejo, que era muy rico murió sin otorgar testamento. Sus parientes, que querían heredar a toda costa, llamaron al notario como si aquél no hubiera fallecido, y cosiendo a la barba del difunto una cuerda finísima, uno de ellos, oculto bajo el lecho del falso testador, la accionaba con tanta habilidad que el muerto movía la boca y meneaba la cabeza afirmativamente.
Los demás, en presencia del notario, le preguntaban al difunto:
—¿Deja usted el huerto a su sobrina Julia?
Y el falso testador hacía un gesto afirmativo.
—Deja usted la casa a su sobrino Miguel?
—Y la viña a su prima Rosalía?
Hasta que el notario, advirtiendo la maniobra, preguntó al testador:
—Y al notario, ¿le deja usted mil duros?
Y como el preguntado permaneciese inmóvil, dijo el actuario:
—Señores; esto no vale, o se tira de la cuerda para todos o no se tira para ninguno.
ESTAR A LAS DURAS Y A LAS MADURAS
Hay varias frases donde entran las duras y las maduras. Ramón Caballero, en su Diccionario de Modismos, incluye la de El que está a las duras está a las maduras: «expresión familiar con que se zahiere a quien no quiere más que los beneficios de una cosa y rechaza lo molesto», y la de estar a las duras, pero no a las maduras: «cargo que se hace a la persona o personas que quieren que sobre nosotros caiga todo género de responsabilidad en cualquier sentido, y que carguemos con todo el peso y molestias de cualquier negocio, reservándose (ellas) para sí los beneficios y comodidades».
Sbarbi, en su Gran Diccionario de Refranes, incluye, a más de estas, la frase Tomar las duras con las maduras, que se usa «para significar que debe llevar las incomodidades de un empleo, cargo o negocio el que tiene las utilidades o provecho».
Según Cejador, en su Fraseología (tomo 2.º), las duras y las maduras alude «a peras, al repartir».
EL ÚLTIMO MONO ES EL QUE SE AHOGA
Alude este dicho a la creencia de que los monos, cuando tienen que atravesar un río, se cuelga uno de ellos de la rama más próxima a la orilla, y los demás forman cadena hasta que el último llega al suelo y consigue poner a toda la fila en oscilación creciente. Cuando han tomado suficiente impulso, el de arriba se suelta, y suele ser el que no logra alcanzar la orilla y muere ahogado.
YO ME LAVO LAS MANOS
Esta frase, tan corriente cuando uno se descarta de un asunto, cuando trata de rehuir toda responsabilidad en él, como hizo Poncio Pilato en el proceso de Cristo, alude, según Bastús, a la costumbre simbólica, usada en algunos pueblos antiguos, de lavarse las manos en presencia del pueblo para demostrar que era uno inocente del crimen que le atribuían.
En la Biblia (salmo 72, vers. 13) se alude a ella, al decir: Lavi inter innocentes manus meas, que ha pasado a la liturgia de la Misa.
Y en la célebre tragedia de Shakespeare, dice la criminal lady Macbeth: «Todos los perfumes de la Arabia no bastarían a lavar y purificar esta mano mía».
TOCARLE A UNO EL MOCHUELO
Tocarle a uno lo más enojoso o duro de un asunto.
Se cuenta que un mozo andaluz y un soldado gallego llegaron de noche a una posada y pidieron de cenar. Les advirtieron que no tenían más que una perdiz y un mochuelo. El andaluz dijo «Tráiganlos, que ya nos arreglaremos». Y cuando les sirvieron las dos aves, le propuso al gallego: «Mira: aquí no hay más remedio que repartir la cena por igual: o tú te comes el mochuelo y yo la perdiz, o yo me como la perdiz y tú te cargas con el mochuelo; elige».
El gallego, convencido por la fuerza de aquel dilema, exclamó tristemente:
«¡No sé cómo te las arreglas que siempre me ha de tocar a mí el de la cabeza gorda!».
LA LUNA DE MIEL
Se aplica —dice Bastús— al primer mes de matrimonio, en el que todo es dulce y agradable para los esposos. Expresión tal vez tomada del proverbio árabe.
«La primera luna después del matrimonio es de miel, y las que le siguen, de absinto, o amargas, como el acíbar».
(Bastus: La sabiduría de las Naciones, 2.ª serie, pág. 193).
Sabido es que los árabes cuentan por lunas en lugar de por meses. La luna, para ellos, es un período de veintiocho días.
Fragmentos de la obra: El porqué de los dichos (José María Iribarren)