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¡Examen polémico!



 

NUMERALES

Acompañan a los nombres e informan con exactitud de cantidades y órdenes de colocación. Ofrecen la particularidad de corresponderse en la escritura con dos formas gráficas de naturaleza diferente: un signo lingüístico, expresado mediante letras, y un signo matemático, los números.


Inventario de formas de los numerales cardinales

Cifra Numeral cardinal

0
1
2
3
4
5
6
7
8
9

cero
uno, fem. una; apocopado: un
dos
tres
cuatro
cinco
seis
siete
ocho
nueve

10
11
12
13
14
15
16
17
18
19
diez
once
doce
trece
catorce
quince
dieciséis
diecisiete
dieciocho
diecinueve
20
21
22
23
24
25
26
27
28
29
veinte
veintiuno, fem. veintiuna; apocopado: veintiún
veintidós
veintitrés
veinticuatro
veinticinco
veintiséis
veintisiete
veintiocho
veintinueve
30
31
32
33
34
35
36
37
38
39
treinta
treinta y uno, fem. treinta y una; apocopado treinta y un
treinta y dos
treinta y tres
treinta y cuatro
treinta y cinco
treinta y seis
treinta y siete
treinta y ocho
treinta y nueve
40
50
60
70
80
90
cuarenta
cincuenta
sesenta
setenta
ochenta
noventa
100
101
102
200
300
400
500
600
700
800
900
cien (to)
ciento uno, fem. ciento una; apocopado ciento un
ciento dos
doscientos, fem. doscientas
trescientos, fem. trescientas
cuatrocientos, fem. cuatrocientas
quinientos, fem. quinientas
seiscientos, fem. seiscientas
setecientos, fem. setecientas
ochocientos , fem. ochocientas
novecientos, fem. novecientas
1000
10 000
100 000
1 000 000
mil (también, como sustantivo, un millar)
diez mil
cien mil
un millón

Los números cardinales expresan simplemente el número o la cantidad. Designan los guarismos: 1, 2, 3, 4, 5,... uno, dos, tres, cuatro, cinco,...

ORTOGRAFÍA DE LOS NÚMEROS CARDINALES

  • Los cardinales de cero a quince, todas las decenas (veinte, treinta, cuarenta, etc.), cien(to), quinientos y mil son palabras simples. El resto de los numerales cardinales son complejos y se forman por fusión, yuxtaposición o coordinación de cardinales simples.
  • De los cardinales complejos, se escriben hoy en una sola palabra los correspondientes a los números 16 a 19 y 21 a 29, así como todas las centenas: dieciséis, dieciocho, veintiuno, veintidós, doscientos, cuatrocientos, seiscientos, etc.
    No obstante lo dicho, por analogía con la serie de los cardinales compuestos de diez y de veinte, y debido a su comportamiento prosódico igualmente unitario, se documentan casos de grafías univerbales en los correspondientes a a otras decenas (treintaicinco, cuarentaitres, cincuentaiocho, etc.), especialmente en textos de autores americanos. Estas grafías simples, aunque aún minoritarias, son asimismo válidas, pues responden a la tendencia a la fusión gráfica que experimentan las unidades léxicas pluriverbales que forman un solo grupo acentual; aun así, en el uso culto general son claramente mayoritarias las grafías pluriverbales tradicionales (treinta y cinco, cuarenta y tres, cincuenta y ocho, etc.).
  • Cuando el cardinal uno y sus compuestos se anteponen, en función adjetiva, a un sustantivo masculino, adoptan siempre la forma apocopada un: un libro, veintiún soldados, ciento un opositores. También es normal la apócope de la forma femenina una cuando el numeral precede a un sustantivo femenino que comienza por /a/ tónica: un águila, veintiún hachas, ciento un armas; pero no se considera incorrecto, aunque en la lengua actual es muy poco frecuente, utilizar en estos casos la forma plena una: una águila, veintiuna hachas, ciento una armas. Solo es correcta la apócope ante sustantivos; así pues, no debe decirse el treinta y un por ciento, sino el treinta y uno por ciento.
  • Los cardinales, cuando son sustantivos, son siempre masculinos: el tres, un millón. Cuando funcionan como adjetivos o como pronombres carecen de variación de género, a excepción de uno y sus compuestos, que tienen formas específicas para el femenino: una, veintiuna, treinta y una, etc.; y de los correspondientes a las centenas, a partir de doscientos, cuyos femeninos adoptan la terminación -cientas (salvo quinientos, que tiene forma propia y cuyo femenino es quinientas): doscientas, trescientas, etc. El género del numeral lo determina el sustantivo al que se refiere: De las trescientas páginas que tiene el libro, me he leído cuarenta y una. En el caso de las centenas, el cardinal en función adjetiva debe concordar necesariamente en género con el sustantivo al que cuantifica, tanto si lo precede inmediatamente (doscientos kilos, trescientas toneladas) como si entre ellos se interpone otro elemento, por ejemplo, la palabra mil, si se trata de numerales complejos (doscientos mil kilos, trescientas mil toneladas). En lo que se refiere al cardinal uno y sus compuestos, la concordancia es obligada cuando el numeral precede inmediatamente al sustantivo: treinta y un kilos, veintiuna toneladas (no veintiún toneladas); pero si entre el numeral y el sustantivo femenino se interpone la palabra mil, la concordancia de género es opcional: veintiún mil toneladas o veintiuna mil toneladas.
  • Al escribir números de más de cuatro cifras, se agruparan estas de tres en tres, empezando por la derecha, y separando los grupos por espacios en blanco: Ejemplo: 2 543 218 ( y no por puntos o comas, como dependiendo de las zonas, se hacía hasta ahora: 5.645.452; 1,342,245). Los números de cuatro cifras se escriben sin espacio de separación: 1256 (no 1 256). En ningún caso deben repartirse en líneas diferentes las cifras que componen un número.
  • Nunca se escriben con puntos, comas ni blancos de separación los números referidos a años, páginas, versos, portales de vías urbanas, códigos postales, apartados de correos, números de artículos legales, decretos o leyes: año 2009, página 2356, código postal 41530.
  • Para separar la parte entera de la decimal debe usarse la coma, según establece la normativa internacional: 25,3456. No obstante, también se admite el uso anglosajón del punto, extendido en algunos países americanos: 25.3456.
  • Para expresar el número cien se emplean las palabras cien y ciento.
    -cien: cuando acompaña a un sustantivo. Ejemplo: cien años de soledad.
    -ciento: para los porcentajes (excepto 100% [cien por cien]) y cuando es un pronombre. Ejemplo: Más vale pájaro en mano que ciento volando.
  • Cuando la cuantificación es imprecisa, los numerales cardinales se combinan con las expresiones y tantos e y pico.
  • Cuando se escribe un texto, los números comprendidos entre el cero y el nueve se suelen escribir con letras; entre diez y veinte pueden escribirse con cifra o con letra; a partir del veinte, es aconsejable escribir con cifra.
  • Debe tenerse especial cuidado en escribir correctamente los cardinales doscientos, trescientos y seiscientos (compuestos, respectivamente, de dos, tres y seis + el plural cientos)- La única grafía hoy admitida para estos numerales incluye, como se ve, la secuencia -sc, que no debe simplificarse ni en -c- (docientos, trecientos...) ni en -s- (dosientos, tresientos...). También debe evitarse el error de escribir con -sc-, por ultracorrección, otros numerales a los que no les corresponde: setescientos, novescientos, en lugar de los correctos setecientos, novecientos.
  • Los múltiplos de mil mantienen tradicionalmente en la escritura la independencia gráfica de sus componentes: dos mil (libros), tres mil (soldados), quince mil (metros), cuatrocientas mil personas), etc. Solo cuando se emplean como sustantivos lexicalizados, como ocurre cuando designan las montañas de una altura igual o superior a la expresada por el numeral, deben usarse las grafías univerbales dosmil, tresmil..., ochomil, que permiten la normal formación de los plurales correspondientes: Tres meses después de subir a su último ochomil, Edurne Pasaban se ha convertido en la primera en subir las 14 montañas más altas del mundo.
  • Las voces millar, millón, millardo, billón, trillón y cuatrillón son sustantivos, a diferencia de los demás cardinales, cuya función primaria es adjetiva; por lo tanto, cuando estos numerales cuantifican por sí solos a un sustantivo, este debe ir necesariamente precedido de la preposición de: un millón de personas, dos billones de pesos; pero si, por formar parte de un numeral complejo, van seguidos de otros cardinales, el sustantivo cuantificado no va precedido de preposición: un millón doscientas mil personas. Lo mismo sucede si se escriben con números: 1 000 000 de personas, 1 200 000 personas. Además, estos sustantivos numerales, cuando se usan en singular, deben ir siempre precedidos de un determinante: Acudieron un millón doscientas mil personas (no Acudieron millón doscientas mil personas); Mañana te devolveré el millón de pesos que me prestaste. El caso de mil es especial, puesto que pertenece a ambas categorías: mil es el adjetivo cardinal correspondiente al número 1000: mil casas, mil personas; mientras que el plural miles es un sustantivo masculino sinónimo de millares: miles de euros, muchos miles de personas, etc.

Los números ordinales


Inventario de formas de los numerales ordinales

Cifra Numeral ordinal
0
1
2
3
4
5
6
7
8
9
---
primero (apocopado primer), fem. primera
segundo, fem. segunda
tercero (apocopado tercer), fem. tercera
cuarto, fem. cuarta
quinto, fem. quinta
sexto, fem. sexta
séptimo, fem. séptima (también, sétimo, -ma)
octavo, fem. octava
noveno, fem. novena (hoy raro nono, -na)
10
11


12

13

14
15
16
17
18
19
décimo, fem. décima
undécimo, fem. undécima (también, modernamente, decimoprimero o décimo primero; apocopado decimoprimer o décimo primer; fem. decimoprimera o décima primera)
duodécimo, fem. duodécima (también, modernamente, decimosegundo o décimo segundo, fem. decimosegunda o décima segunda)
decimotercero o décimo tercero (apocopado decimotercer o décimo tercer), fem. decimotercera o décima tercera)
decimocuarto o décimo cuarto, fem. decimocuarta o décima cuarta
decimoquinto o décimo quinto, fem. decimoquinta o décima quinta
decimosexto o décimo sexto, fem. decimosexta o décima sexta
decimoséptimo o décimo séptimo, fem. decimoséptima o décima séptima
decimoctavo o décimo octavo, fem. decimoctava o décima octava
decimonoveno o décimo noveno, fem. decimonovena o décima novena
20
21

22

23

24
25
26
27

28
29
vigésimo, fem. vigésima
vigesimoprimero o vigésimo primero (apocopado vigesimoprimer o vigésimo primer), fem. vigesimoprimera o vigésima primera
vigesimosegundo o vigésimo segundo, fem. vigesimosegunda o vigésima segunda
vigesimotercero o vigésimo tercero (apocopado vigesimotercer o vigésimo tercer), fem. vigesimotercera o vigésima tercera
vigesimocuarto o vigésimo cuarto, fem. vigesimocuarta o vigésima cuarta
vigesimoquinto o vigésimo quinto, fem. vigesimoquinta o vigésima quinta
vigesimosexto o vigésimo sexto, fem. vigesimosexta o vigésima sexta
vigesimoséptimo o vigésimo séptimo, fem. vigesimoséptimo o vigésima séptima
vigesimoctavo o vigésimo octavo, fem. vigesimoctava o vigésima octava
vigesimonoveno o vigésimo noveno, fem. vigesimonovena o vigésima novena.
30
31


32
33
34
35
36
37
38
39
trigésimo, fem. trigésima
trigésimo primero, (apocopado trigésimo primer), fem. trigésima primera, etc. (no serían censurables las grafías univerbales: trigesimoprimero, trigesimosegundo,etc.)
trigésimo segundo
trigésimo tercero
trigésimo cuarto
trigésimo quinto
trigésimo sexto
trigésimo séptimo
trigésimo octavo
trigésimo noveno
40
50
60
70
80
90
cuadragésimo
quincuagésimo
sexagésimo
septuagésimo
octogésimo
nonagésimo
100
200
300
400
500
600
700
800
900
centésimo
ducentésimo
tricentésimo
cuadringentésimo
quingentésimo
sexcentésimo
septingentésimo
octingentésimo
noningentésimo
1 000
10 000
100 000
1 000 000
milésimo
diezmilésimo
cienmilésimo
millonésimo
 

Los numerales ordinales son los que indican orden o sucesión en relación con los números naturales.

ORTOGRAFÍA DE LOS NÚMEROS ORDINALES

  • Son palabras simples los ordinales correspondientes a los números 1 al 9: primero, segundo, tercero, etc.; los correspondientes a todas las decenas (de 10 a 90): décimo, vigésimo, trigésimo, cuadragésimo, etc.; y los correspondientes a todas las centenas (de 100 a 900): centésimo, ducentésimo, tricentésimo, cuadringentésimo, etc. También son simples los ordinales correspondientes a 1000 y a las potencias superiores: milésimo, millonésimo, billonésimo, etc.
  • El resto de los ordinales son complejos y se generan por yuxtaposición o por fusión de formas simples. Así, los correspondientes a las series de las decenas y las centenas se construyen posponiendo al ordinal de orden superior los ordinales correspondientes a los órdenes inferiores: decimotercero, vigésimocuarto, trigésimo noveno, ducentésimo segundo, tricentésimo cuadragésimo noveno, etc.
  • Los ordinales correspondientes a los números 11 y 12 presentan hoy dos formas válidas: las etimológicas simples undécimo y duodécimo, aún preferidas en el uso más culto, y las compuestas decimoprimero y decimosegundo, creadas modernamente por analogía con la forma que adoptan los ordinales del resto de las series (vigesimoprimero, vigesimosegundo, trigésimo primero, trigésimo segundo, etc.).
  • Los ordinales complejos correspondientes a la primera y a la segunda decena se pueden escribir e una o dos palabras, pero hoy son mayoritarias y, por ello, preferibles las grafías univerbales (decimotercero, decimocuarto, vigesimoprimero, vigesimoctavo, etc.), más acordes con el proceso de cohesión prosódica y morfológica experimentado por estas formas complejas. A partir de la tercera decena solo se emplean tradicionalmente las grafías pluriverbales (trigésimo primero, cuadragésimo segundo, quincuagésimo tercero, etc.), aunque no serían censurables las grafías univerbales en estos ordinales, puesto que, al igual que los correspondientes a las decenas primera y segunda, también manifiestan tendencia a la cohesión prosódica y morfológica: trigesimoprimero, cuadragesimosegunda.
  • Si el ordinal se escribe en dos palabras, el primer elemento mantiene la tilde que le corresponde como palabra independiente: trigésimo segundo, trigésima cuarta, trigésimo octavo, cuadragésima quinta; pero, si se escribe en una sola palabra, el ordinal compuesto, que resulta ser una voz llana terminada en vocal, debe escribirse sin tilde, pues no le corresponde llevarla según las reglas de acentuación: vigesimosegundo ( no vigésimosegundo).
  • Los ordinales compuestos escritos en una sola palabra solo presentan variación de género y número en el segundo componente: vigesimoprimero, vigesimoprimera, vigesimoprimeros, vigesimoprimeras; pero, si se escriben en dos palabras, ambos componentes son variables: vigésimo primero, vigésima primera, vigesimos primeros, vigésimas primeras. No se consideran correctas las grafías en dos palabras si se mantiene invariable el primer componente: vigésimo segundos, vigésimo cuarta, vigésimo octavas. Es decir, cuando los ordinales se escriben en dos palabras, ambas tienen que concordar con el sustantivo al que acompañan: vigésima segunda edición; décima cuarta asamblea. Por el contrario, cuando se escriben en una sola palabra, la concordancia con el sustantivo se da solo en el último componente: vigesimosegunda edición; decimocuarta asamblea.
  • Los ordinales complejos de la serie de los millares, los millones, los billones, etc., en la práctica poco o nada usados, se forman prefijando al ordinal simple el cardinal que lo multiplica, y posponiendo los ordinales correspondientes a los órdenes inferiores: dosmilésimo (2000.º), tresmilésimo tricentésimo cuadragésimo quinto (3345.º), quinientosmilésimo (500 000.º), etc. También en estas series, cuando el numeral se escribe en varias palabras, deben manifestar la variación de género y número todos sus componentes: tresmilésimas, tricentésimas cuadragésimas quintas.
  • Debe tenerse en cuenta que, en la lengua actual, existe una marcada tendencia a evitar el uso de los ordinales más allá de los correspondientes a la segunda o tercera decenas, de manera que hoy es normal y frecuente emplear como ordinales los números cardinales.
  • No deben utilizarse como ordinales formas propias de los numerales fraccionarios o partitivos; así, no debe decirse el onceavo piso, en lugar de el undécimo piso.
  • El ordinal correspondiente al número 50 es quincuagésimo (del lat. quinquagesimus), no cincuentésimo. Han caído en desuso los ordinales con la terminación -eno (salvo noveno, forma preferida hoy frente a nono), frecuentes en el español medieval y clásico: deceno, onceno, doceno o duodeno, treceno, veinteno, etc. Cuando al ordinal octavo se prefija otro ordinal, se recomienda reducir las dos oes resultantes a una sola: vigesimoctavo (mejor que vigesimooctavo). .
  • Debe tenerse en cuenta que, en la lengua actual, existe una marcada tendencia a evitar el uso de los ordinales más allá de los correspondientes a la segunda o tercera decenas, de manera que hoy es normal y frecuente emplear como ordinales los números cardinales.
  • Para expresar abreviadamente los ordinales, se utilizan dos sistemas: la numeración romana y la numeración arábiga seguida de letra volada; así, puede escribirse tanto la XXIII edición del Festival de San Sebastián como la 23.ª edición del Festival de San Sebastián. Cuando se utiliza el segundo procedimiento, hay que tener en cuenta que, salvo en el caso de las formas apocopadas primer y tercer, que llevan voladas las dos últimas letras del ordinal (1.er, 3.er, 23.er), en el resto de los casos únicamente va volada la última letra: 1.º, 2.º, 3.ª, 28.ª, etc. No son aconsejables, pues, abreviaciones como 1.ero, 2.do, 7.mo, 8.vo, 9.no, etc., usadas a veces en el español americano, probablemente por influjo de las correspondientes abreviaciones inglesas (1st, 2nd, 3rd, 7th).
  • Solo tienen forma propia los ordinales correspondientes a los números del 1 al 12, los de las decenas y también los de las centenas; a partir de 1 000, todos los millares se forman añadiendo la terminación -ésimo al numeral correspondiente. Ejemplos: tresmilésimo, cienmilésimo.
  • Los ordinales primero y tercero se apocopan en las formas primer y tercer cuando preceden a un sustantivo masculino, aunque entre ambos se interponga otra palabra; esta apócope también se produce cuando forman parte de ordinales compuestos: el primer ministro, mi tercer gran amor; el vigesimoprimer aniversario. La apócope es opcional si el ordinal aparece antepuesto y coordinado con otro adjetivo: mi primero y último amor o mi primer y último amor. Constituye un arcaísmo, que debe evitarse en el habla culta actual, la apócope de estos ordinales ante sustantivos femeninos: la primer vez, la tercer casa.
  • En contraste con los cardinales, los ordinales pueden construirse, en su forma de singular masculino, con lo: Lo primero es ver cómo está.

Los números fraccionarios


Inventario de formas de los numerales fraccionarios


Fracción
Numeral fraccionario
sustantivo adjetivo
1/2
1/3
1/4
1/5
1/6
1/7
1/8
1/9
mitad o medio
tercio
cuarto
quinto
sexto
séptimo
octavo
noveno
medio, fem. media
tercera (parte)
cuarta (parte)
quinta (parte)
sexta (parte)
séptima (parte)
octava (parte)
novena (parte)
1/10
1/11
1/12
1/13
1/14
1/15
1/16
1/17
1/18
1/19
décimo o décima
onceavo o undécimo
doceavo o duodécimo
treceavo
catorceavo
quinceavo
dieciseisavo
diecisieteavo
dieciochoavo
diecinueveavo
décima (parte)
onceava o undécima (parte)
doceava o duodécima (parte)
treceava (parte)
catorceava (parte)
quinceava (parte)
dieciseisava (parte)
diecisieteava (parte)
dieciochoava (parte)
diecinueveava (parte)
1/20
1/21
1/22
1/23
1/24
1/25
1/26
1/27
1/28
1/29
veinteavo o vigésimo
veintiunavo
veintidosavo
veintitresavo
veinticuatroavo
veinticincoavo
veintiseisavo
veintisieteavo
veintiochoavo
veintinueveavo
veinteava o vigésima (parte)
veintiunava (parte)
veintidosava (parte)
veintitresava (parte)
veinticuatroava (parte)
veinticincoava (parte)
veintiseisava (parte)
veintisieteava (parte)
veintiochoava (parte)
veintinueveava (parte)
1/30
1/31
1/32
1/33
1/34
1/35
1/36
1/37
1/38
1/39
treintavo o trigésimo
treintaiunavo
treintaidosavo
treintaitresavo
treintaicuatroavo
treintaicincoavo
treintaiseisavo
treintaisieteavo
treintaiochoavo
treintainueveavo
treintava o trigésima (parte)
treintaiunava (parte)
treintaidosava (parte)
treintaitresava (parte)
treintaicuatroava (parte)
treintaicincoava (parte)
treintaiseisava (parte)
treintaisieteava (parte)
treintaiochoava (parte)
treintainueveava (parte)
1/40
1/50
1/60
1/70
1/80
1/90
cuarentavo
cincuentavo
sesentavo
setentavo
octogésimo
noventavo
cuarentava (parte)
cincuentava (parte)
sesentava (parte)
setentava (parte)
octogésima (parte)
noventava (parte)
1/100
1/200
1/300
1/400
1/500
1/600
1/700
1/800
1/900
centésimo o centésima
doscientosavo
trescientosavo
cuatrocientosavo
quinientosavo
seiscientosavo
setecientosavo
octingentésimo
novecientosavo
centésima (parte)
doscientasava (parte)
trescientasava (parte)
cuatrocientasava (parte
quinientasava (parte)
seiscientasava (parte)
setecientasava (parte)
octingentésima (parte)
novecientasava (parte)
1/1 000
1/10 000
1/100 000
1/1 000 000
milésimo o milésima
diezmilésimo o diezmilésima
cienmilésimo o cienmilésima
millonésimo o millonésima
milésima (parte)
diezmilésima (parte)
cienmilésima (parte)
millonésima (parte)
1/10 000 000
1/100 000 000
1/1000 000 000
1/10 000 000 000
diezmillonésimo o diezmillonésima
cienmillonésimo o cienmillonésima
milmillonésimo o milmillonésima
diezmilmillonésimo o diezmilmillonésima
diezmillonésima (parte)
cienmillonésima (parte)
milmillonésima (parte)
diezmilmillonésima (parte)

Los numerales fraccionarios, también llamados partitivos, designan las varias fracciones o partes iguales en que se ha dividido la unidad. Así en las fracciones matemáticas, el numeral fraccionario es el que expresa el denominador, mientras que el numerador se corresponde con un numeral cardinal: dos tercios 2/3), tres cuartos (3/4), etc.

1. ORTOGRAFÍA DE LOS NUMERALES FRACCIONARIOS

Los numerales fraccionarios pueden ser adjetivos (la cuarta parte de los empleados) o sustantivos (un cuarto de los empleados).

Todos los números fraccionarios se escriben en una sola palabra, ya sean adjetivos o sustantivos, con independencia de la longitud del compuesto resultante: diezmilésimo, dosmillonésimo. Por lo tanto, se consideran incorrectas las grafías con separación entre sus componentes: diez milésimo, dos millonésimo.

a) Adjetivos fraccionarios

De los adjetivos fraccionarios, únicamente medio puede modificar directamente al sustantivo que expresa la entidad dividida, con el que debe concordar en género y número: mediolibro, media tortilla, dos medias naranjas. El resto modifican siempre al sustantivo, por lo que se usan solo en femenino: dos quintas partes, la milésima parte, etc.

Los adjetivos fraccionarios que corresponden a los números tres a diez, así como los correspondientes a cien, a mil y sus múltiplos, y a millón y a los suyos, coinciden en sus formas con los femeninos de los ordinales: cuarta, décima, milésima. El resto se forma hoy añadiendo al numeral cardinal el sufijo -ava: treceava, veintiunava.

Los correspondientes a los números once y doce, así como los correspondientes a las decenas, admiten ambas formas: onceava y undécima; doceava y duodécima; veinteava y vigésima, treintava y trigésima, etc.), aunque hoy suelen preferirse las primeras.

b) Sustantivos fraccionarios

Los sustantivos fraccionarios que corresponden a las fracciones 1/2 y 1/3 son mitad y tercio, respectivamente. En el resto de los casos, la forma de los sustantivos fraccionarios coincide con la de los adjetivos, con la salvedad de que el sustantivo es normalmente masculino y para el adjetivo solo se emplea la forma femenina: cuarto, cuarta (parte).

Solo los sustantivos fraccionarios correspondientes a diez, cien, mil y millón, y sus múltiplos, pueden ser masculinos -uso frecuente en América- o femeninos (décimo o décima, milésimo o milésima).

Al igual que ocurre en el caso de los adjetivos, para los correspondientes a las decenas pueden admitirse las formas propiamente fraccionarias, que terminan en -avo, o las que coinciden con los ordinales, pero estas últimas son de raro uso hoy.

Advertencia

En la escritura de los números fraccionarios formados por adición del sufijo -avo, -ava a un cardinal termina en -a, deben reducirse las dos vocales iguales a una sola: cincuentavo y no cincuentaavo.

Salvo octavo y sus compuestos, que son también ordinales, los numerales formados con el sufijo -avo son exclusivamente fraccionarios; por tanto, es incorrecto su empleo con valor ordinal: el quinceavo congreso, la diecinueveava planta; lo correcto es el decimoquinto congreso, la decimonovena planta.



Los números romanos

Inventario de formas de los números romanos

uno I
dos II
tres III
cuatro IV
cinco V
seis VI
siete VII
ocho VIII
nueve IX
diez X
once XI
doce XII
trece XIII
catorce XIV
quince XV
dieciséis XVI
diecisiete XVII
dieciocho XVIII
diecinueve XIX
veinte XX
veintiuno XXI
veintidós XXII
veintitrés XXIII
veinticuatro XXIV
veinticinco XXV
veintiséis XXVI
veintisiete XXVII
veintiocho XXVIII
veintinueve XXIX
treinta XXX
treinta y uno XXXI
treinta y dos XXXII
cuarenta XL
cuarenta y uno XLI
cuarenta y dos XLII
cincuenta L
sesenta LX
setenta LXX
ochenta LXXX
noventa XC
cien C
ciento uno CI
ciento dos CII
doscientos CC
trescientos CCC
cuatrocientos CD
quinientos D
seiscientos DC
setecientos DCC
ochocientos DCCC
novecientos CM
mil M
mil uno MI
dos mil MM

Convertir de número arábigo a romano

(Para números menores de 5000)


Escribir el número arábigo:

  

Resultado en número romano:

1. ORTOGRAFÍA DE LOS NÚMEROS ROMANOS

La numeración romana se basa en el empleo de siete letras del alfabeto latino, a las que corresponde un valor numérico fijo: I (= 1), V (= 5), X (= 10), L (= 50), C (= 100), D (= 500), M (= 1000). Para escribir correctamente un número utilizando este sistema, es necesario tener en cuenta lo siguiente:

a) Aunque en textos antiguos se usaban a veces letras minúsculas para representar los números romanos, hoy deben utilizarse solo letras con forma mayúscula. Cuando se refieran a sustantivos escritos en minúscula, se recomienda escribirlos en versalitas (letras de figura mayúscula, pero del mismo tamaño que las minúsculas): siglo V, páginas XIX-XXIII; y en versales (letras mayúsculas de tamaño superior al de las minúsculas), cuando vayan solos o se refieran a sustantivos escritos con inicial mayúscula: Alfonso X, II Congreso Internacional. Cuando los números romanos se usan con valor ordinal, no deben acompañarse de letras voladas: tomo vi.º, II.ª Guerra Mundial.

b) Los números romanos se escriben e interpretan de izquierda a derecha, en sentido decreciente, esto es, de los millares a las unidades: MDCCLVI [=1756].

c) No debe repetirse hoy más de tres veces consecutivas una misma letra; así, el número 333 se escribe en romanos CCCXXXIII; pero 444 no puede escribirse CCCCXXXXIIII; se escribe CDXLIV. No obstante, en la Antigüedad podían repetirse hasta cuatro veces consecutivas las letras I y X. Hoy en día solo pervive la secuencia de cuatro signos en la indicación del cuatro en las esferas de los relojes que utilizan números romanos, donde este número puede aparecer representado como IV o como IIII.

d) Nunca se repetirá dos veces una letra si existe otra que por sí sola representa ese valor; así, no puede escribirse VV para representar el número 10, porque ese valor lo representa la letra X. Esta es la causa de que los signos V, L y D no se repitan nunca, pues el doble de su valor lo representan, respectivamente, los signos X, C y M.

e) Cuando una letra va seguida de otra de valor igual o inferior, se suman sus valores: VI (= 6), XV (= 15), XXVII (= 27).

f) Cuando una letra va seguida de otra de valor superior, se le resta a la segunda el valor de la primera: IV (= 4), IX (= 9), XL (= 40), XC (= 90), CD (= 400), CM (= 900).

g) Los signos V, L y D no se utilizan nunca como valor sustractivo: así, el número 45 debe escribirse XLV, y no VL.

h) El valor de los números romanos queda multiplicado por mil tantas veces como rayas horizontales se tracen encima: así, L— (= 50 000), M—— (= 1 000 000 000).

2. USO ACTUAL DE LOS NÚMEROS ROMANOS

En la actualidad, solo se usan los números romanos, casi siempre con valor ordinal, en los casos siguientes:

a) En monumentos o lápidas conmemorativas, para indicar los años: MCMXCIX (= 1999). Esta costumbre está cayendo en desuso y actualmente es más normal usar la numeración arábiga. A imitación de los antiguos modelos de inscripciones lapidarias latinas, es posible encontrar en algún caso que los grupos que corresponden a los millares, las centenas, las decenas y las unidades se separan con un punto situado a media altura: M·CM·XCM·IX.

b) En las publicaciones periódicas, para señalar el año al que corresponde a cada ejemplar desde que comenzó su edición: El País. Lunes, 6 de septiembre de 2010. Año XXXV. Número 12 131. En este uso alternan con los números arábigos.

c) Para indicar los siglos: siglo XV, siglo XXI. Se escriben siempre pospuestos al nombre. No deben usarse, en este caso, números arábigos: siglo 21.

d) Para indicar las dinastías en ciertas culturas: los faraones de la XVIII dinastía. Se escriben normalmente antepuestos al nombre. Pueden sustituirse por la abreviatura del numeral ordinal correspondiente: la 18.ª dinastía.

e) En las series de papas, emperadores y reyes de igual nombre: Juan XXIII, Napoleón III, Felipe IV. Se escriben siempre pospuestos al nombre.

f) En la numeración de volúmenes, tomos, partes, libros, capítulos o cualquier otra división de una obra, así como en la numeración de actos, cuadros o escenas en las piezas teatrales: tomo III, libro II, capítulo IV, escena VIII. Se escriben pospuestos al nombre. En muchos de estos casos, pueden sustituirse por las abreviaturas, antepuestas o pospuestas, de los numerales ordinales correspondientes: tomo 3.º o 3.er tomo, capítulo 12.º o 12.º capítulo; e incluso por números cardinales, aunque en ese caso el número solo puede ir pospuesto al nombre: tomo 3, volumen 2, capítulo 7.

g) En la denominación de congresos, campeonatos, certámenes, festivales, etc.: II Congreso Internacional de la Lengua Española, XXIII Feria del Libro de Buenos Aires. Se escriben antepuestos al nombre. Si el número resulta excesivamente complejo, se prefiere, en su lugar, el uso de las abreviaturas de los numerales correspondientes: 78.º Campeonato Mundial de Ajedrez.

h) Para numerar las páginas de secciones preliminares de una obra (prólogo, introducción, etc.), con el fin de distinguirlas de las del cuerpo central: El autor cita a Cervantes en la página XVII del prólogo. Se escriben pospuestos al nombre.

i) Para representar el mes en la expresión abreviada de las fechas: 12-IX-1978. Hoy es más habitual emplear para ello números arábigos.

j) Los números romanos usados con valor ordinal no deben escribirse nunca acompañados de letras voladas: tomo VI.º, II.ª Conferencia de Eficiencia Energética.

k) Los grados con que en la escala de Mercalli se mide la intensidad y capacidad de destrucción de los terremotos: El sismo tuvo una intensidad de grado VI en la escala modificada de Mercalli.

l) En España, en los identificadores de las carreteras nacionales: Repostó su vehículo en una gasolinera de la N-IV.

3. LECTURA DE LOS NÚMEROS ROMANOS

Como se ha señalado, los números romanos se usan fundamentalmente hoy con valor ordinal, por lo que en su lectura debe reproducirse, en principio, el número ordinal que corresponda en cada caso: IV Jornadas de Diseño Empresarial (cuartas jornadas...). No obstante, puesto que los ordinales excesivamente complejos suelen reemplazarse en el uso actual por los correspondientes cardinales, es también posible leer como cardinales los números romanos elevados: LXXVIII Congreso nacional de Mutualistas (septuagésimo octavo congreso... o setenta y ocho congreso...).

También pueden leerse como cardinales u ordinales en aquellos contextos en que la lengua admite el uso de ambos tipos de numerales: tomo III (tomo tres o tomo tercero).

En cambio, cuando se usan solo como identificadores, para nombrar o referirse a algo que forma parte de una serie, se leen únicamente como cardinales: la N-II (la ene dos o la nacional dos).

En otros contextos de uso, su lectura puede variar según el valor del número que representan:

a) Los números romanos que indican año se leen como cardinales: MDCCXXI (mil setecientos veintiuno); no obstante, hasta el diez puede leerse también como ordinales: año II (año II o año segundo).

b) En referencia a los siglos, los números romanos del I al X se leen indistintamente como cardinales o como ordinales, con preferencia culta por este último: siglo I (siglo uno o siglo primero); pero del siglo XI en adelante, solo es normal su lectura como cardinales: siglo XVIII (siglo dieciocho).

c) En la indicación de orden en las series de papas y reyes del mismo nombre, los números romanos se leen como ordinales hasta el diez (aunque para este último también se admite la lectura como cardinal): Enrique VIII (Enrique octavo); y como cardinales a partir del diez: Juan XXIII (Juan veintitrés).


Los números multiplicativos


Los numerales multiplicativos expresan el resultado obtenido de una multiplicación. Como adjetivos, denotan que el sustantivo al que se refieren -con el que deben concordar en género y número- se compone de tantas unidades o medidas iguales, o implica tantas repeticiones, como el numeral indica: triple salto, habitaciones cuádruples. Como sustantivos, son siempre masculinos, se emplean normalmente precedidos de artículo y significan 'cantidad n veces mayor': el doble, el triple. Se ofrece a continuación el inventario de sus formas

NÚMERO
NUMERAL MULTIPLICATIVO
2
doble y duplo, fem. dupla
3
triple y triplo, fem. tripla
4
cuádruple y cuádruplo, fem. cuádrupla
5
quíntuple y quíntuplo, fem. quíntupla
6
séxtuple y séxtuplo, fem. séxtupla
7
séptuple y séptuplo, fem. séptupla
8
óctuple y óctuplo, fem. óctupla
9
nónuplo, fem. nónupla
10
décuplo, fem. décupla
11
undécuplo, fem. undécupla
12
duodécuplo, fem. duodécupla
13
terciodécuplo, fem. terciodécupla
100
céntuplo, fem. céntupla

1. ORTOGRAFÍA DE LOS NÚMEROS MULTIPLICATIVOS

A excepción de los que corresponden a los números dos (doble) y tres (triple), todos los numerales multiplicativos son formas esdrújulas, por lo que deben escribirse con tilde: cuádruple, décupla, céntuplo...

Los hay que poseen dos formas, una acabada en -e, válida para ambos géneros (parto doble, letra doble), y otra terminada en -o, a la que corresponde un femenino en -a (parto duplo, letra dupla). No obstante, como adjetivos, solo se usan hoy las formas terminadas en -e. Como sustantivos, aunque son mayoritarias las formas en -e (el doble, el triple, etc.).

En realidad, solo es normal el uso de los multiplicativos más bajos de la serie, especialmente doble, triple y cuádruple. A partir del nueve, son prácticamente inusitados; en su lugar, se emplea el numeral cardinal que corresponda, seguido de veces mayor o veces más, fórmula que sirve también para expresar la idea de multiplicación en aquellos casos en que no existe forma específica de multiplicativo: <<Un cuerpo allí pesaría 28 veces más que en la Tierra>> (Maza Astronomía [Chile 1988]).


Uso de cifras o palabras en la escritura de las expresiones numéricas


La elección de cifras o de palabras en la escritura de los números depende de factores muy diversos, como el tipo de texto de que se trate, la complejidad del número que se deba expresar o el contexto de uso. De manera general puede afirmarse que en textos científicos y técnicos es más normal el empleo de cifras por su concisión y claridad, y resulta obligado cuando los números se utilizan en lenguajes formales, como sucede cuando aparecen en operaciones matemáticas o en fórmulas de cualquier índole, o cuando se emplean en cómputos estadísticos, inventarios, tablas, gráficos o cualquier otro contexto en que el manejo de números es constante y constituye parte fundamental de lo escrito.
A este respecto, se ofrecen a continuación una serie de recomendaciones que responden a las tendencias más extendidas.

1. ESCRITURA CON PALABRAS

Se escribirán preferentemente con palabras:

a) Los números que pueden expresarse en una sola palabra, esto es, del cero al veintinueve, las decenas (treinta, cuarenta, etc.) y las centenas (cien, doscientos, etc.): Tiene nueve hijos: dos chicas y siete chicos; El restaurante no tiene aforo para más de cuatrocientas personas.

b) Los números redondos que pueden expresarse en dos palabras (trescientos mil, dos millones, etc.): Veinte mil manifestantes acudieron a la convocatoria.

c) Los números inferiores a cien que se expresan en dos palabras unidas por la conjunción y (hasta noventa y nueve): Se licenció hace treinta y siete años. No es recomendable mezclar en un mismo enunciado números escritos con cifras y números escritos con palabras; así pues, si algún número perteneciente a las clases antes señaladas forma serie con otros más complejos, es mejor escribirlos todos con cifras: En la Biblioteca de Palacio hay 35 manuscritos y 135 226 volúmenes impresos, 134 de ellos incunables.

d) En textos no técnicos es preferible escribir con palabras los números no excesivamente complejos referidos a unidades de medida. En ese caso, no debe usarse el símbolo de la unidad, sino el sustantivo correspondiente: Los últimos veinte kilómetros se hicieron interminables. Cuando se utiliza el símbolo, es obligado escribir el número en cifras.

e) Las fracciones, fuera de contextos matemáticos: Dos quintos de los encuestados respondieron afirmativamente.

f) Los números que corresponden a cantidades o cifras aproximadas: Tiene unos cuarenta y tantos años: Se levantó a las seis y algo.

g) Los números que se utilizan expresivamente o forman parte de locuciones y frases hechas: En organización, es la número uno; no le busques tres pies al gato.

h) Los números que corresponden a fechas históricas o festividades, incluso cuando pasan a utilizarse en la denominación de vías o espacios urbanos: ¿Quedamos en la plaza del Dos de Mayo? No obstante, en algunos países del ámbito hispánico es normal el uso de cifras en estos contextos: calle del 16 de Septiembre.

i) Los números que identifican los naipes de la baraja: el seis de oros, el diez de picas.

2. ESCRITURA CON CIFRAS

Se escribirán con cifras:

a) Los que exigirían el empleo de cuatro o más palabras en su escritura con numerales: Se recibieron 32 423 solicitudes (más claro y de comprensión más rápida que treinta y dos mil cuatrocientas veintitrés). En algunos documentos, como cheques bancarios, contratos, letras de cambio, etc., por razones de seguridad, la expresión en cifras va acompañada normalmente de la expresión en palabras: Páguese al portador de este cheque la cantidad de veinticinco mil tresciencietas treinta y ocho euros (25 338€).

b) Los números que forman parte de códigos o identificadores de cualquier tipo (códigos postales, números telefónicos, documentos de identidad, signaturas de bibliotecas, numeración de textos legales, etc.): C.P. 89765; Ley 124/1990.

c) Los números que indican año: El año 2000 fue bisiesto.

d) La numeración de las vías urbanas y carreteras: avenida (de) Libertadores, 35; carretera comarcal 713.

e) Los números formados por una parte entera y otra decimal: El índice de natalidad es de 1,5 (o 1.5) niños por mujer. También en este caso, en cheques bancarios, contratos, letras de cambio, etc., la expresión numérica suele acompañarse de la expresión en palabras: Páguese al portador la cantidad de mil doscientos treinta y cuatro euros con veinticinco céntimos. El sustantivo cuantificado por una expresión numérica decimal, incluso si esta designa una cantidad inferior a la unidad, debe aparecen en plural: 0,5 millones de euros.

f) Los números que aparecen en documentos técnicos y en formulaciones matemáticas, físicas o químicas: 3x=y.

g) Los números referidos a unidades de medida, cuando van seguidos del símbolo correspondiente: Inauguraron una central solar de 42 kW en la localidad. No se deben escribir en líneas diferentes la cifra y el símbolo.

h) Los números seguidos de la abreviatura del concepto que cuantifican: 5 cts. ('cinco céntimos'). No se deben escribir en líneas diferentes el número y la abreviatura.

i) Los números pospuestos al sustantivo al que se refieren (expresado o no mediante abreviatura), usados para identificar un elemento concreto dentro de una serie: página 3 (o pág. 3), gráfico 15; tabla 7, etc.

j) Los números utilizados para la jerarquización de niveles de texto o como llamadas de notas al pie: 1.1.3 Descomposición de un número en factores primos.

k) Los números que cuantifican los elementos dispuestos en una lista:
2 botellas de leche
6 cervezas
1 paquete de pañuelos

3. USO COMBINADO DE CIFRAS Y PALABRAS

a) La combinación de cifras y palabras en la escritura de un numeral compuesto no se considera correcta. Así pues, los números deben escribirse enteramente en cifras (37,154 000,10 000) o enteramente en palabras (diez mil).

b) Solo las cantidades que tienen como base un sustantivo de significación numeral como millar, millón, millardo, billón, trillón y cuatrillón podrán escribirse mezclando el uso de cifras (para expresar el numeral cuantificador)) y palabras (para expresar el sustantivo numeral cuantificado): 15 millares; 327 millones, etc. Prueba de las palabras anteriormente citadas son sustantivos numerales, y no adjetivos, es que, si se expresa el elemento al que cuantifica toda la expresión, este debe ir precedido de la preposición de: 15 millares de ejemplares; 327 millones de habitantes.

c) Este método abreviado no es válido para las cantidades expresadas en miles porque mil no es un sustantivo (la forma sustantiva es millar), sino que forma parte de adjetivos numerales compuestos de dos palabras, en cuya escritura no deben mezclarse cifras y letras; así, no debe escribirse 125 mil personas. La forma correcta sería 125 000 personas o enteramente en palabras: ciento veinticinco mil personas.

d) Asimismo, no resulta apropiado mezclar la expresión y medio/a con numerales escritos con cifras. Así pues, es mejor escribir 3,5 (o 3.5) millones de bolívares o tres millones y medio de bolívares que 3 millones y medio de bolívares.


La expresión de la hora


En la actualidad conviven dos modelos de expresión de la hora: el que, para numerarlas, divide las veinticuatro horas del día en dos periodos de doce horas (doce diurnas y doce nocturnas) y el que numera correlativamente las veinticuatro horas.

1. MODELO DE DOCE HORAS

En este modelo, el día queda dividido en dos periodos de doce horas, de forma que para indicar cada una de ellas se emplean los números del 1 al 12 o los numerales cardinales correspondientes (una, dos, tres, etc.).

Cuando la hora se escribe con cifras en este modelo, para despejar posibles dudas en su interpretación, se emplean las abreviaturas a. m. (del lat. ante meridiem 'antes del mediodía') y p. m. (del lat. post meridiem 'después del mediodía'), que indican a qué tramo del día corresponde la hora expresada: 4 a. m. ('cuatro de la mañana o de la madrugada') y 4 p. m. ('cuatro de la tarde').

Para las doce de la mañana se recomienda el empleo de la abreviatura m. (del lat. meridies 'mediodía'); mientras que a la medianoche le corresponde la expresión 12 a. m.

2. MODELO DE VEINTICUATRO HORAS

En este modelo, para indicar cada una de las horas se utilizan los números del 0 al 23, o los numerales cardinales correspondientes (cero, una, dos..., doce, trece, etc.). Presenta la ventaja de que a cada hora le corresponde un número diferente, por lo que, al no haber riesgo de ambigüedad, no se requieren precisiones adicionales.

Este modelo se expresa con preferencia en cifras y se usa especialmente en contextos en los que se requiere especial precisión: La sonda espacial fue lanzada a las 18:48 h. Aunque es menos común su empleo cuando la hora se escribe con palabras, no faltan ejemplos en textos periodísticos y literarios.

El sistema de veinticuatro horas es el más adecuado para la expresión en cifras de intervalos unidos con guion: Horario: 8:00-22:00.

3. USO DE PALABRAS O CIFRAS EN LA ESCRITURA DE LA HORA

Como principio general, se recomienda escribir la hora utilizando bien palabras, bien cifras, sin mezclar ambas: las diez de la noche o las 22:00. Por ello, una expresión combinada como las 10 de la noche, aunque no incorrecta, se considera menos recomendable que cualquiera de las anteriores.

La hora se escribe preferentemente con palabras, y no con cifras, en textos de carácter narrativo o discursivo, ya sean literarios, periodísticos o de otra índole.

Se recomienda escribir toda la expresión horaria con palabras cuando, usando el modelo de doce horas, se añadan precisiones sobre el tramo del día al que corresponde la hora indicada. También cuando se exprese la hora de forma aproximada, con fórmulas atenuativas como alrededor de, a eso de, en torno a, y pico...

En cambio, la hora se escribe preferentemente con cifras cuando se utiliza el modelo de veinticuatro horas, así como en todos aquellos contextos que requieren la máxima precisión y economía en este punto, como sucede en horarios, convocatorias, actas, informes técnicos o científicos y, en general, en todos los usos que deban respetar las directrices de los organismos de normalización: El embarque del vuelo finalizará a las 17:35.

Para escribir correctamente la hora utilizando cifras, debe tenerse en cuenta lo siguiente:

a) De acuerdo con la norma ISO 8601, para separar los elementos que integran la expresión de la hora deben utilizarse los dos puntos: 13:27. En el uso común, fuera de textos técnicos, es también válido el empleo del punto: 13.27. En cualquiera de los casos, el signo de separación se escribe pegado a los dígitos que lo preceden y lo siguen. Nunca debe usarse con este fin la coma, signo reservado para la expresión de magnitudes decimales.

b) Para expresar la hora en cifras según el estándar internacional de veinticuatro horas, deben emplearse dos dígitos por cada elemento (dos dígitos para la hora, dos dígitos para los minutos y dos dígitos para los segundos, aunque estos últimos se suelen omitir); por tanto, deben incluirse tantos ceros como sea necesario para cumplir esta condición: 03:07 (por las tres de la madrugada y siete minutos), 22:00 (por las diez en punto de la noche). Como se ve en el último ejemplo, las horas en punto incluyen dos ceros en la posición correspondiente a los minutos. No obstante, en el uso común, fuera de textos técnicos, estos dos ceros pueden omitirse si tras la indicación de la hora se escribe el símbolo h: Su tren llega a las 22 h. Es también frecuente prescindir del primer dígito que indica la hora cuando este es un cero: El avión despegó a las 3:07 (o a las 3:07 h).

c) El uso del símbolo h ('hora') tras las cifras que expresan hora es opcional en el formato que incluye dos dígitos por elemento: 17:30 o 17:30 h; pero, si se prescinde de los dos ceros correspondientes a los minutos en la indicación de las horas en punto -como es frecuente en el uso común-, conviene emplear el símbolo para clarificar que se trata de una indicación horaria: a las 7 h. Como todos los símbolos, debe escribirse sin punto y separado por un espacio de la cifra a la que se acompaña.

d) El uso de las abreviaturas a. m., m. y p. m. que se emplean en el modelo de doce horas para indicar el tramo del día al que corresponde la hora indicada es incompatible con el uso del símbolo h, porque dichas abreviaturas ya explicitan suficientemente que se trata de una referencia horaria. Así, las cinco y media de la tarde se escribirá 5:30 p.m. o 17:30 h (pudiéndose prescindir en este último caso, como ya se ha explicado, del símbolo h).


La expresión de la fecha


La fecha es la indicación de un momento preciso en el tiempo según un determinado calendario. En nuestro caso se construye con tres anclajes temporales básicos: el día, el mes y el año del calendario gregoriano.

La forma de expresar estos elementos y el orden en que se sitúan varían en función del modelo utilizado.

1. MODELOS DE EXPRESIÓN DE LA FECHA

a) El modelo de orden ascendente expresa en primer lugar el día, seguido del mes y el año: 27 de noviembre de 2010, 27.11.2010. Este modelo es el predominante en el ámbito internacional. Al ser también el modelo tradicional y más generalizado en el mundo hispánico, se recomienda su empleo en todos los países hispanohablantes, a fin de mantener la unidad.

b) El modelo de uso habitual en los Estados Unidos de América —y algunas de sus áreas de influencia— sitúa en primer lugar el mes, seguido del día y el año: noviembre 27 de 2010, 11.27.2010. Aunque este modelo tiene cierto uso en Hispanoamérica y cuenta con algunos antecedentes hispanos, se desaconseja su empleo en español, que hoy es achacable al influjo del inglés. Presenta además el inconveniente de que, en fechas inferiores o iguales al día doce de cada mes, su interpretación puede ser ambigua, por estar los hispanohablantes más habituados al modelo de orden ascendente. Así una fecha como 2.11.2010, que remitiría en este modelo al once de febrero de dos mil diez, sería interpretado por muchos hispanohablantes como indicativa del dos de noviembre, con el consiguiente riesgo de graves malentendidos.

c) El modelo de orden descendente, en el que aparece en primer lugar el año, seguido del mes y el día, es el recomendado por la norma ISO 8601, que fija el formato de intercambio de las fechas expresadas en cifras en documentos de carácter científico o técnico de circulación internacional: 2010.11.27 (por 27 de noviembre de 2010). El orden descendente presenta la ventaja de ser analógico con la expresión normalizada de la hora (horas-minutos-segundos) y de permitir la ordenación automática de las fechas. En este modelo no deben omitirse los ceros si las cifras que indican el mes o el día es menor de diez.

2. USO DE PALABRAS O CIFRAS EN LA ESCRITURA DE LA FECHA

El sistema más común y extendido en los textos generales combina el uso de palabras y cifras: el día y el año se escriben con números arábigos, mientras que el mes se indica con su nombre, escrito siempre con inicial minúscula. Cada uno de los elementos de la fecha se separa utilizando la preposición de: 13 de julio de 2010.

Los números que expresan años deben escribirse sin ningún signo ni espacio entre sus dígitos: 1998, 2010.

En la datación de cartas y documentos, si se antepone la indicación del lugar o el día de la semana en que se escribe el texto, la fecha se separa de esos otros elementos mediante una coma: Panamá, 8 de abril de 2009; Lunes, 10 de mayo de 2010.

A fin de abreviar su expresión, las fechas pueden escribirse utilizando únicamente las cifras que indican el día, el mes y el año, separando cada elemento con guiones, barras o puntos, y sin dejar espacios en blanco: 7-7-1962; 7/7/1962; 7.7.1962. En estos casos, el año puede expresarse con sus cuatro dígitos o solamente con los dos últimos, omitiendo los que indican el siglo, siempre que ello no induzca a error en su identificación: 27.7.68. El mes, por su parte, puede expresarse en números arábigos o en romanos, aunque esta segunda opción (16-VI-1970) es hoy poco frecuente.

Cuando el número que indica el mes o el día es inferior a diez, se recomienda no anteponer un cero a la cifra simple, salvo que ello sea necesario por razones técnicas (por ejemplo, en formularios informatizados) o de seguridad (para evitar alteraciones en la fecha en documentos bancarios o comerciales); así, en usos comunes es preferible escribir 5.7.99, 2-9-1940 que 05.07.99, 02-09-1940.

3. USO DE LAS PREPOSICIONES PARA LA EXPRESIÓN DE LAS FECHAS

En la expresión de las fechas se usan las preposiciones a, en y de.

a) La preposición a se antepone siempre a la indicación del día, tanto de la semana como del mes, cuando introduce un complemento del verbo estar: Estamos a lunes. Si se utiliza el verbo ser para expresar la fecha, debe hacerse sin preposición y con el verbo en tercera persona del singular: Es lunes. También se emplea la preposición a ante la indicación del día cuando este se menciona sin artículo y es complemento de un verbo expreso o sobreentendido: Expido el presente certificado a 3 de enero de 1998. En el resto de los casos, la indicación del día va sin preposición y precedida de artículo: Te llamaré el lunes.

b) La preposición en antecede a la indicación del mes; o del año, si este no va acompañado del mes: Estamos en mayo. Hoy debe evitarse, por arcaico, el uso de en inmediatamente delante del día del mes: La ley se aprobó en 3 de mayo; lo normal, en estos casos, es usar el artículo: La ley se aprobó el 3 de mayo.

c) La preposición de se emplea entre la mención del día y el mes, y entre la del mes y el año: Murió el 15 de julio de 1957. También se usa la preposición de cuando se antepone al nombre del mes la palabra mes: Estamos en el mes de septiembre. No es necesaria esta preposición si se antepone a la expresión numérica del año la palabra año, aunque en estilo literario o formal se pone a veces: Murió en el año (DE) 1974.


Otras expresiones cronológicas


1. LA EXPRESIÓN DE LOS SIGLOS

Los siglos se escriben siempre utilizando números romanos: siglo XXI, siglo XII.

Los distintos calendarios toman como referencia para el inicio del cómputo cronológico un hecho relevante en la historia de la comunidad que los utiliza. Este hecho marca el comienzo del periodo de tiempo, denominado era, en el que se inscribe el cómputo. En el calendario gregoriano, este hecho relevante es el nacimiento de Jesucristo, de ahí que nuestra era se denomine tradicionalmente era cristiana, aunque también recibe el nombre de era común por su empleo generalizado en el mundo occidental.

En nuestro sistema de datación, cuando es necesario especificar si el siglo indicado es anterior o posterior al momento de inicio del cómputo, se utilizan abreviaturas convencionales a. de J. C., a. de C., a. J. C. o a. C. ('antes de [Jesu]Cristo'), a. n. e. ('antes de nuestra era'), a. e. c. ('antes de la era común') y d. de J. C., d. de C., d. J. C. o d. C. (después de [Jesu]Cristo'), d. n. e. ('después de nuestra era'), d. e. c. ('después de la era común').

2. LA EXPRESIÓN DE LAS DÉCADAS

En español, las décadas, esto es, los periodos de diez años referidos a cada una de las decenas de que se compone un siglo, se expresan preferentemente utilizando los numerales cardinales que designan cada decena, siempre en singular (los años veinte, la década de los treinta, los cuarenta, pero no los cuarentas).

Aunque siempre es preferible el empleo de numerales cardinales también pueden expresarse las décadas con cifras: Aprovechamos todo los periódicos de la ciudad de los años 20.

Puesto que el numeral con que se expresan las décadas debe usarse siempre en singular, no son admisibles, si la década se escribe con cifras, fórmulas como los 30s o los 30's, copiadas del ingles.

3. LA EXPRESIÓN DE LOS AÑOS

Exceptuando la posibilidad de que se utilicen números romanos, los años se escriben siempre con números arábigos: año 977, 1998, 2010.

La mención de un año también puede realizarse únicamente con las dos últimas cifras: Cuando murió su padre en el año 95.

En español es innecesario y desaconsejable escribir un apóstrofo para indicar la supresión de las dos primeras cifras de un año, uso debido al influjo del inglés y que suele aparecer en la mención de acontecimientos relevantes celebrados en ciertos años: Barcelona'92 (en referencia a los Juegos Olímpicos celebrados ese año); español basta con las dos últimas cifras: Barcelona 92.

Para indicar los años anteriores y posteriores al momento del inicio del cómputo de nuestra era, si esa previsión resulta necesaria, pueden utilizarse las mismas abreviaturas convencionales que se han mencionado en relación con los siglos: 211 a. C., 123 d. C., 45 a. n. e.

No se considera adecuado expresar los años anteriores a la fecha de inicio del cómputo de nuestra era extrapolando la pauta de escritura de los números negativos en la notación matemática, esto es, anteponiendo el signo menos a la cifra del año: En -202 Escipión derrotó a Aníbal.

En la datación de cartas y documentos es frecuente, que antes de la fecha, se mencione también el lugar en que se escriben. En estos casos, se pone coma entre el lugar y la fecha: Quito, 21 de febrero de 1967. También se escribe coma entre el nombre del día de la semana y la indicación del día, mes y año: Hoy es sábado, 18 de agosto de 2001.

Es incorrecto escribir con punto la expresión numérica de los años: 1.992, 2.011.


La expresión de los porcentajes


Un porcentaje es la expresión de un tanto por ciento, esto es, del número de unidades consideradas en relación con un total de cien.

Para la expresión de los porcentajes debe utilizarse siempre la fórmula por ciento o el símbolo correspondiente a esta locución (%): Comparten las tareas del hogar al cincuenta por ciento; Contiene el 60% de la dosis diaria recomendada de vitamina C.

En la expresión de los porcentajes ha de utilizarse siempre la fórmula por ciento: «En un noventa por ciento se trataba de desempleados de larga duración»; no se considera correcto, en estos casos, el uso de la forma apocopada cien: el noventa por cien. El uso de la locución por cien solo se considera correcto cuando el porcentaje expresa la totalidad. Para ese caso, son igualmente válidas las expresiones ciento por ciento (preferida en América), cien por ciento y cien por cien (preferida en España).

La locución por ciento debe escribirse siempre en dos palabras. La escritura en una sola palabra es válida únicamente para el sustantivo masculino porciento ('porcentaje'), que se usa sobre todo en el español caribeño.

Mientras que la locución por ciento puede acompañar tanto a cifras como a palabras, el símbolo % solo debe emplearse cuando el porcentaje se escribe con cifras; en consecuencia, no es correcto usar el símbolo % si el porcentaje se expresa con palabras: el trece% de los encuestados. En cambio, no se considera incorrecto usar la locución por ciento acompañada de cifras: Solo se gastó un 2,3 por ciento del presupuesto. En cualquier caso, lo más aconsejable es escribir los porcentajes enteramente con palabras (el trece por ciento) o con cifras acompañadas del símbolo % (el 13%).

El símbolo % se lee siempre <<por ciento>>, excepto si aparece en la expresión 100%, caso en el que puede leerse también <<por cien>>.

Se recomienda no separar en líneas de textos diferentes los elementos que integran la expresión de los porcentajes, se escriban con cifras o con palabras: 3 / %, tres / por ciento, tres por / ciento.

No debe dejarse espacio de separación entre el número y el signo %.

No debe usarse el signo % cuando el porcentaje se expresa con palabra: el tres %.

Es incorrecta la apócope del numeral uno y sus compuestos cuando no van antepuestos a un sustantivo; por tanto, no debe decirse el treinta y un por ciento, sino el treinta y uno por ciento.

1. USO DE PALABRAS O CIFRAS EN LA ESCRITURA DE LOS PORCENTAJES

Cuando el porcentaje corresponde a un número inferior a diez, puede escribirse tanto con cifras como con palabras: Un 8% de los alumnos nunca acude a la biblioteca o Un ocho por ciento de los alumnos nunca acude a la biblioteca. La escritura con cifras es más frecuente en los textos de carácter científico o técnico.

En cambio, los porcentajes superiores a diez se escriben casi exclusivamente con cifras, tanto por corresponder a números que se expresan en su mayoría con más de una palabra como por el hecho de ser las cifras de más fácil y rápida interpretación: Solo el 38% de la población participó en los comicios. La escritura de porcentajes superiores a diez enteramente en palabras solo es normal en documentos de carácter financiero, administrativo o legal (cheques bancarios, letras de cambio, contratos, etc.) en los que la expresión con palabras deba acompañar a la cifra para evitar toda posible confusión o manipulación: El deudor declara que es propietario del 47% (cuarenta y siete por ciento) del capital social.

Puesto que los números formados por una parte entera y una decimal se escriben con cifras, así deben escribirse también los porcentajes decimales, aunque correspondan a números inferiores a diez: <<Los carburantes se abarataron el 3,5% el pasado abril>>. Pero también pueden escribirse con palabras en textos de carácter financiero, administrativo o legal con el fin de evitar equívoco o manipulaciones: <<Cuota: Cero entero setecientas milésimas por ciento>>.

2. LA COORDINACIÓN DE PORCENTAJES ESCRITOS CON CIFRAS

Cuando en un enunciado aparecen varios porcentajes coordinados, el símbolo % suele colocarse tras la última cifra: Entre el 85 y el 95 % de la población se mostró en contra de la medida. No obstante, en documentos de carácter científico-técnico es preferible repetir el símbolo tras cada una de las cifras para evitar toda posibilidad de confusión: Entre el 85% y el 95% de la población se mostró en contra de la medida.

En los intervalos de porcentajes escritos con guion, lo más indicado es usar un solo símbolo colocado al final: 20-25%.

3. EL TANTO POR MIL

En determinado tipo de textos, especialmente en los de carácter estadístico o financiero, se expresan a menudo tantos por mil, en lugar de tantos por ciento. Un tanto por mil indica el número de unidades consideradas en relación con un total de mil. En estos casos, tras la expresión del número concreto de que se trate (que puede escribirse con palabras o con cifras), se emplea la locución por mil o, más raramente, por millar: <<Aproximadamente el dos por mil no saben hacer una raíz cuadrada>>. Cuado el tanto por mil se escribe con cifras, es habitual usar el símbolo ‰: La alícuota general del impuesto será del 4 ‰ para los créditos.

Aunque la forma habitual de referirse a este tipo de expresiones es mediante la locución sustantiva tantos por mil o tantos por millar, en algunos países de América se emplea también el sustantivo pormilaje, creado por analogía con porcentaje.

(Fuente: Diccionario panhispánico de dudas y Ortografía de la lengua española)

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Juan Antonio Marín Candón - Morón de la Frontera (Sevilla) | Consultas sobre esta página
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