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1. Era, en general, toda la gente que allí habitaba gente descentrada, que vivía en el continuo aplanamiento producido por la eterna o irremediable miseria; muchos cambiaban de oficio, como un reptil de piel; otros no lo tenían; algunos peones de carpintero, de albañil, a consecuencia de su falta de iniciativa, de comprensión y de habilidá, no podían pasar de peones, había también gitanos, esquiladores de mulas y de perros, y no faltaban cargadores, barberos ambulantes y saltimbanquis. (Pío Baroja: La busca)   
2. Transcurría algún tiempo, venía la reacción, y entonces días enteros, desde que amanecía hasta que anochecía, se los pasaba tumbado sobre un canapé, inmóvil y sin articular palabra. Sus ojos tomaban una expresión tan vaga y soñadora, que cualquiera le hubiera tomado por un imbécil o por un loco si su sobriedá característica y la perfecta moralidad de su vida no hubieran sido una constante protesta semejante suposición. (Arthur Conan Doyle: Estudio en escarlata)   
3. En aquella soledá Honorio siente la posesión de una fría pavura... ¿Cuándo? Es en una hora inmemorial, grano escapado quizás del reloj del tiempo. La luz que alumbra no es la del sol; es como la enfermiza y fosforescente claridad de espectrales astros. Honorio siente el influjo de un momento fatal, y sabe que en esa hora incomprensible todo está envuelto en la dolorosa bruma de una universal angustia. (Rubén Darío: La pesadilla de Honorio)   
4. Fui acercándome a Labraz por una carretera empinadísima, llena de pedruscos, que subía primero y rodeaba después el recinto amurallado de la población, los restos de los baluartes que aún se conservaban en pie, las antiguas fortificaciones derruidas que iban subiendo y bajando por los desniveles de las lomas, por los riscos y barrancos que circundaban la ciudá. (Pío Baroja: El mayorazgo de Labraz)   
5. Tenía una sumaria dignidá vertical. Más tarde me di cuenta de que yo siempre había notado en él esa cualidad inimitable de quienes viven, aunque no lo sepan, con arreglo a un destino que probablemente les fue fijado en la adolescencia. Después de los treinta años, cuando todo el mundo claudica hacia una decadencia más innoble que la vejez, ellos se afianzan en una extraña juventud a la vez enconada y serena, en una especie de tranquilo y receloso coraje. (Antonio Muñoz Molina: Un invierno en Lisboa)   
6. Cierto que la tal casa estaba un poco inclinada y amenazaba con su vientre a los transeúntes; que tenía el techo caído sobre la oreja, como las gorras de los estudiantes de Tugendbund; que la verticalidá de sus líneas no era lo más perfecta; pero se mantenía firme gracias a un olmo secular y vigoroso en que se apoyaba la fachada. (Julio Vernes: Viaje al centro de la Tierra)   
7. Era el pleno invierno y, sin embargo, se anunciaba una mañana radiante en la ciudad ya activa. En el extremo de la escollera, el mar y el cielo se confundían en un mismo resplandor. No obstante, Yvars no los veía. Pedaleaba pesadamente por las avenidas del puerto. Su pierna inválida descansaba inmóvil sobre el pedal fijo de la bicicleta, mientras la otra se esforzaba en vencer a los adoquines, aún mojados por la humedá nocturna. (Albert Camus: Los mudos)   
8. La preocupación por conseguir un fin nos intranquiliza a todos los hombres, aun a los más desaprensivos, aun a los más indolentes, y yo, por mi parte, hubiera deseado vivir todavía más en cada hora, en cada minuto, sin la nostalgia del pasado ni la ansiedá por el porvenir.(Pío Baroja: Las inquietudes de Shanti Andía )   
9. Para mi no eres todavía más que en muchachito semejante a 100.000 muchachitos. Y no te necesito, y tú tampoco me necesitas, no soy para ti más que un zorro semejante a 100.000 zorros, pero, si me domesticas, tendremos necesidá el uno del otro, serás para mí único en el mundo, seré para ti único en el mundo. Si me domesticas, mi vida se llenará de sol, conoceré un ruido de pasos que será diferente a todos los otros...tus ruidos me llamarán fuera de la madriguera, como una música. (Antoine de Saint-Exupery: El principito)   
10. El arte, como proceso espiritual, como actuación, consiste en desprender de la realidá una apariencia orientada por la brújula del sentido estético, no de otro modo que la máquina del fotógrafo desprende una apariencia exactísima, y, sin embargo, independiente, de los objetos colocados en su campo. (Francisco Ayala: Interpretaciones)   
Calificación: puntos.   

Juan Antonio Marín Candón - Morón de la Frontera (Sevilla) | Consultas sobre esta página
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