1.ª Regla: Tanto los sustantivos que designan las distintas religiones como los que designan al conjunto de los fieles de una religión son nombres comunes y deben escribirse con minúscula inicial: budismo, islam, islamismo, judaísmo, cristianismo, cristiandad.
Desde un punto de vista estrictamente lingüístico, no hay razón para escribir con mayúscula los nombres que designan conceptos y entes del ámbito religioso (sacramentos, ritos, pecados, virtudes, etc.), por lo que se recomienda su escritura con minúscula inicial: misa, eucaristía, comunión, abluciones, cielo, purgatorio, ira, codicia, caridad, esperanza, parábola. La aplicación de la mayúscula respondería en estos casos a criterios extralingüísticos que no conviene generalizar.
3.ª Regla: Aunque es hoy mayoritaria y preferible la minúscula también en estos casos, solo resulta justificable la mayúscula desde un punto de vista lingüístico en sustantivos como cielo, paraíso, infierno, etc., cuando designan específicamente los lugares establecidos por las distintas religiones como destino de las almas tras la muerte, por su condición de topónimos, si bien de carácter mítico o imaginarios: Al Cielo se entra siendo una persona honrada; El letrero que Dante imaginó a las puertas del Infierno decía: <<Abandonad toda esperanza, vosotros que aquí entráis>>. Naturalmente, en los usos derivados
o metafóricos de estas palabras, la mayúscula carece de sentido: Aquella isla era un paraíso; La noche pasada fue un infierno.
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