El carpintero atornilló las ventanas.
El abogado apabulló al testigo con preguntas comprometidas.
Se zambulló en la cama con alivio.
El presidente se querelló contra los socios.
Haz el favor de hablar claro, sin farfullar las palabras.

Es el viejo argumento para escabullir las cuentas.
Se estrellaron al invertir su dinero en esas acciones.

He sellado el trato con mi socio.
No necesitas chillarme, te oigo suficientemente.
Si el semáforo destella en ámbar, puedes pasar con cuidado.